viernes, 30 de abril de 2010

Bruce Spence es DIOS

COMO MÍNIMO

Me parece sencillamente inconcebible que este señor haya pasado inadvertido a los astutos y escrupulosos ojos de miles, e incluso cientos, de frikis, fans, seguidores, admiradores y/o interesados en ciertas sagas cinematográficas que comentaré a continuación.

Bruce Spence nació en Auckland (Nueva Zelanda) en 1945 y mide 2 metros. La verdad es que no hay muchos mas datos destacables de su biografía. Pero lo que mas llama la atención es que el bueno de Bruce ha participado, no en una, ni dos, ni siquiera tres o incluso cuatro, si no en cinco sagas cinematográficas. 5, señores míos.

Durante años fue conocido y recordado por dar vida al Capitán Gyro en “Mad Max 2”. Repetiría en “Mad Max 3. Mas allá de la cúpula del trueno” interpretando a otro personaje: Jedediah el piloto. Hace años, al verlas, pensé que era el mismo personaje, pero no. Sin embargo el actor si era el mismo. Nunca lo entendí. Con el tiempo me he dado cuenta de que Bruce, seguramente, sea uno de esos grandes actores con los que da gusto trabajar. No causa problemas, te ayuda, te aporta y siempre está dispuesto a llegar a donde haga falta, sin protestas ni divismos. Alguien que garantiza un trabajo bien hecho. ¿Quién no querría repetir con él? Bravo Bruce.


Siguió durante años su carrera en cine, teatro y televisión en Australia y Nueva Zelanda, destacando por ejemplo “Dark City”. Pero, hete aquí, que a principios del siglo XXI los ejecutivos de Hollywood decidieron que les salía mucho mas barato rodar sus grandes producciones en las antípodas. Así, en 2003 participa en: “Matrix Revolutions” interpretado al “hombre del tren” y en “El Señor de los anillos. El retorno del Rey” donde daba vida a la Boca de Sauron, aunque en este caso solo aparece en la versión extendida en DVD.

En 2005 George Lucas requiere su presencia para el Episodio III de Star Wars, haciendo de Tion Medon, que… bueno, es un bicho de esos que salen por ahí. Finalmente, este año 2010 participa en la nueva entrega de “Las crónicas de Narnia”: “La Travesía del viajero del Alba”, interpretando a un tal Lord Rhoop.

Lo más curioso es que siempre que ha participado en una de estas sagas lo ha hecho en la tercera parte. ¿Qué tiene Bruce con el número 3? Yo, personalmente, abogo por la creación del Bruce Spence´s Spanish Fan Club, con carácter de urgencia.

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viernes, 23 de abril de 2010

Una gota de sangre para morir amando

A CLOCKWORK ORANGE MADE IN SPAIN

En 1971 el estreno de “La Naranja Mecánica”, supuso un revulsivo, e incluso una provocación en muchos países; en España, de hecho, estuvo prohibida y no se estrenó hasta 1975, una semana después de la muerte del tío Paco. Pero esto no desanimó al arrojado productor José Frade a marcarse su propia versión en 1973. Con dirección de Eloy de la Iglesia (“El Pico”, “La Estanquera de Vallecas”) y colaboración en el guión del mismísimo José Luis Garci, se lanzaron a la aventura de versionar/homenajear la película de Kubrick, adaptada para su visionado en una sociedad preconstitucional.

Como golpe de efecto la protagonista elegida fue Sue Lyon, la “Lolita” de Kubrick. También se pasea por allí Christopher Mitchum (hijo de Robert) que participó en varias películas españolas de la época haciendo exhibición de sus habilidades motociclistas; como en la imprescindible “Un verano para matar” de Antonio Isasi.

Entremos en materia. En un futuro cercano, donde el estilo setentero se ha vuelto a poner de moda, un asesino siembra el terror entre jóvenes y atractivos varones. Mientras, un afamado doctor realiza una serie de experimentos mentales para el control de la agresividad y la violencia en el individuo. Junto a él se encuentra una bella enfermera con demasiados secretos. A su vez, en el culmen de la metalingüistica, un grupo de mendrugos asaltan un chalet… bueno, mejor ver el video adjunto. Seguimos con más actos violentos, experimentos psiquiátricos, asesinatos, maromos en slip y cosas parecidas, Hasta que uno de los tipos virulentos decide ir por libre, los pasos de todos los personajes se cruzan y… ¿no esperareis que os cuente toda la película?


Es curioso como, a pesar de que se podría esperar un truño de grandes proporciones, la película se revela como una interesante y complementaria reflexión de los mismos temas tratados en “La Naranja Mecánica”, reflejados en ocasiones hasta con mas acierto diría yo. Eso no quiere decir que no esté exenta de momentos risibles, pero ¿acaso la cinta de Kubrick no lo está también? Seamos claros, es una película que ha envejecido bastante mal. “2001” es imperecedera e intemporal, pero “La Naranja…” tiene varios momentos que son fruto de su tiempo y allí se han quedado. En cualquier caso, si veis “Una gota de sangre…” hacedlo sin complejos, sin pensar en los nombres de los participes (Garci ¡Dios mío! ¡Garci!), y disfrutad de un cine español único e irrepetible.

Como colofón comentar algunos de los títulos que la película tuvo en otros países: “Murder in a blue world”, “Amar, tal vez morir” y el mejor: “Clockwork Terror”.

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Mas Allá del Final (VII)

La voz apenas parecía ella, el eco traía sonidos irreconocibles, el miedo, palabras confusas. Durante casi un minuto la voz de Silvia, atorada por la angustia y la falta de cobertura, por la lejanía y las ondas electro magnéticas, apenas pudo ser reconocida. Sus frases y todo cuanto decía se perdía en una maraña de ruidos e interferencias. Ven. ¿Lo dijo realmente? ¿Ven? Gabi no sabía que pensar. Ella necesitaba que él fuera ¿a qué? A reunirse con ella. ¿Por qué? A salvarla. ¿De qué? A huir juntos ¿Dónde? Nada había quedado claro. Se quemó durante horas la cabeza tratando de encontrar la respuesta adecuada a una pregunta, a una cuestión de la que ni siquiera había entendido su enunciado. Ven. El pueblo, de nuevo, estaba en completa quietud, aparentemente. Nadie que viera el mundo desde quinientos metros de altura diría que en el supermercado de la plaza había pasado algo el día anterior. Era todo quietud. Todos los cadáveres en quietud, toda la compasión en quietud. Se levantó, miró alrededor, la comida enlatada, el agua en botellas de plástico, las sillas y muebles apilados, cuchillos de cocina, sartenes, hasta el minitaladro eléctrico sin pilas ni brocas. Consiguió dormirse. 

Ninguna fuerza irresistible invadió el chalet. Se despertó y se puso manos a la obra. Las mochilas, ¿una riñonera o dos? Tres, mejor que sobre. Botellas de agua, el bidón de la bici, ¿medicinas? Porque no. La comida, cucharas, tenedores, cuchillos. Ropa, pantalones, dos, camisas, una, calcetines, todos.  Conectó el móvil a la luz, pero no respondió. La batería ya estaba en las últimas. Probó en otros enchufes, pero nada. Comprobó entonces que la luz se había ido. Revisó los fusibles, las posibles conexiones, pero no, se había marchado también. Resignado, siguió con sus preparativos. Revolviendo en su habitación no encontró nada de utilidad, solo recuerdos. Juguetes de hacía muchos años en el fondo de un cajón. Cosas que sus padres le habían regalado o que los reyes magos le habían traído. Se quedo un rato contemplándolos, tocándolos, despidiéndose. Dentro de un armario, en un cajón, envuelto en una bolsa de plástico, preservándose del tiempo, dio con un sonajero de cuerda. Era una especie de patito naranja, al tirar de la cuerda sonaba una canción de cuna. Tiró. Recordaba esa canción, no sabía de que. Habría tirado de esa cuerda hace años o tal vez la recordaba de cuando era su madre quien tiraba, de cuando él era tan solo un bebé de meses. El patito movía los ojos y las pequeñas alas arriba y abajo. Su obsoleto sistema de engranajes le dio vida. Sin pilas, sin luz, sin agua, sin nada digital. Ahí estaba, moviéndose y reproduciendo la cancioncilla como tanto tiempo atrás. La cuerda llegó a su fin y la canción cesó. Volvió a tirar, hasta el tope, y dejó pasar la canción hasta el final. El mecanismo continuó y la canción volvió a sonar completa otra vez. La tercera no llegó hasta el final. Tiró una vez mas de la cuerda y volvió a escucharla como si no hubiera nada mas importante en el mundo, tal vez no lo hubiera. Envolvió el juguete en la bolsa y lo guardó en su mochila.

A media tarde todo estaba listo. Parecía que se iba a una peligrosa expedición por la selva, eso era los mas probable que pasara. Se aseguró de que las ventanas estaban cerradas y las persianas bajadas. Las puertas cerradas, la luz y el agua cortadas, los electrodomésticos desenchufados.  Todo en su sitio. Recordó como su madre se obsesionaba con esos pequeños detalles cuando se acababan las vacaciones y era hora de volver, cuan estúpidos le parecían entonces. Cuan importantes y llenos de un sentimiento extraño estaban ahora. Era una despedida, de las importantes, de las de hasta siempre. De las de no se cuando nos volveremos a ver. Suerte. Solo quedaba la persiana del salón, la que daba al jardin. Ya había cerrado las puertas correderas de cristal. Agarró la cuerda y tiró hasta que la persiana bajó completamente, ni siquiera un poco de luz se colaba por entre las pequeñas rendijas. Todo oscuridad, todo silencio. Se sintió cómodo en ese estado. Durante un segundo se planteó el quedarse allí. Sentado en el sofá, en silencio, dejando que todo fluyera afuera y que el mundo se devorara así mismo hasta que al final, sin previo aviso, todo acabara. Pero no. Hizo el esfuerzo de acercarse a tientas a la puerta de la entrada. Abrió una cerradura, luego otra, descorrió un pestillo. Abrió, y la luz del exterior dijo: Ven.

Continuará...

viernes, 16 de abril de 2010

Ser Friki... o no

A partir de ahora publicaré aquí los viernes la entrada que durante la semana se ha podido leer en ElMarginado.com. Todos los sábados una entrada nueva, y el viernes siguiente aquí. ¿Quedobos claro?

Friki: Desviación idiomática del término inglés “Freak”; monstruo, fenómeno, anomalía, o mas coloquialmente: bicho raro. Freak era un apelativo que describía a aquellos tipos que se comportaban de manera extraña e inquietante, o que tenían aficiones fuera, muy fuera, de lo común, como por ejemplo coleccionar insectos en frascos guardados en el frigorífico. Sin embargo, la idiosincrasia del freak no se limitaba a los hobbys raritos, su verdadero drama residía en su vida personal y las circunstancias que la rodeaban. La clave solían ser problemas de incomunicación y los efectos que estos tenían en los demás, incapaces de comprender, asumir o, ya siquiera, respetar a la persona que tenían enfrente. Para el freak la vida diaria, el contacto con los demás, era su infierno particular que acababa por abocarle a problemas psicológicos que remitirían, o no, con los años.

En un momento dado, el freak pasa a ser friki. De pronto ser friki mola. El frikismo es un estilo de vida. Pero el frikismo ante todo es una etiqueta. Una etiqueta nacida de la continua necesidad de clasificar, ordenar y archivar a las personas.

¿Quién pone tal etiqueta?

Una mayoría de la sociedad que considera que todo aquel que no entra dentro de unos “parámetros normales” ha de ser etiquetado para saber a que atenerse.

¿Quiénes son los frikis?

Lectores de cierto tipo de literatura, oyentes de cierto tipo de música, espectadores de cierto tipo de cine, gente con inquietudes en definitiva. La mayoría, ignorante, iletrada, considera que esas inquietudes son frikis. Si leo “El juego de Ender” (Lectura obligada en los colegios de EEUU) soy friki, no así si leo a Perez-Reverte. Si, como es mi caso, hago las dos cosas, ya soy un frikazo. La sociedad, en definitiva, desprecia las inquietudes culturales que se salen de las modas y corrientes del momento. Nos llama frikis para humillarnos, para hacernos sentir raros, para hacernos ver que somos unos fracasados sociales.

Pero lo peor, amigos míos, es que hay gente que se enorgullece de ello. De llevar la etiqueta de friki. Soy friki. Lo soy porque leo, veo, escucho, amplio mis horizontes, amplio mi visión. Mientras que la mayoría permanece anclada en su inmovilismo. Vidas vacías que se llenan con fútbol y alcohol los fines de semana; centros de ocio y polígonos comerciales. Encefalogramas planos que engullen y gritan. Eso es ser normal.

¿Es lo que queremos para el futuro? ¿Una sociedad donde el disfrute de la cultura sea considerado una rareza? ¿Dónde el conformismo sea la norma a seguir?

Yo, personalmente, no me enorgullezco de ser friki, no me enorgullezco de llevar una etiqueta puesta por una panda de gañanes estúpidos. Yo soy normal, ellos son la aberración. ¿Orgullo friki? Es como si los judíos se enorgullecieran de ser gaseados en Auschwitz.

Y vosotros ¿Sois frikis?

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jueves, 8 de abril de 2010

¡Estreno! ¡Estreno! ¡Estreno!... un año después

Lo pongo aqui por si alguien tiene interés. "Los Muertos y Los Sordos" se estrena en Madrid, un año después de su rodaje; vergonzoso por mi parte a estas alturas , hundido me hallo en la indignidad por ello.....

Jueves 15 de Abril 2010. 22:00 horas. Downtown Madrid. C/San Mateo 21. (Zona Alonso Martinez) Tendremos barra libre de gaseosa y cacahuetes.

Retrasos y Demoras (Pero sin cancelaciones)

Solo anunciar que el esperado rodaje de La Réplica tendrá que esperar un poco mas. A cambio les vamos a ofrecer un nuevo proyecto que nada tiene que ver, algo de hacer los fines de semana y que lleva unos cuantos años durmiendo el sueño de los justos. Pero el durmiente debe despertar, asi que nos vamos a poner a ello. Sigan atentos a sus pantallas, seguiremos informando.