miércoles, 7 de marzo de 2012

Un verano para matar

Un niño contempla el asesinato de su padre a manos de varios miembros de la mafia. Años después irá en su busca y los ejecutará uno a uno. No es la primera vez, ni será la última, que oigamos hablar de un argumento como este o similar. Lo curioso, sin embargo, son las circunstancias en las que está hecha esta película.
¡Dale cañaaaaaa!

Se dice con mucha frecuencia que el cine español necesita ser mas comercial, y es verdad. Lamentablemente la comercialidad del cine español se circunscribe a una serie de títulos contados. Algunos rodados en inglés y con actores internacionales (Los otros) o alguna que otra sorpresa ocasional (Celda 211) . No hablamos ya de la calidad, pues si Torrente es el buque insignia del cine español, apaga y vámonos. Siempre he tenido la impresión que la llegada de la "revolución" socio-cultural de principios de los 80 acabó con ciertas cosas que no tendrían que haber desaparecido necesariamente. Una de ellas un cierto tipo de cine, no tan empeñado en dar lecciones morales, si no en buscar su propia supervivencia a través de historias que lleguen a todo el público y puedan triunfar en taquilla.

Uno de esos directores que intentó hacer un cine comercial sin perder su independencia fue Antonio Isasi-Isasmendi. Debutó con una película de un género tan ingrato y atípico en España como es el thriller "Relato Policiaco" fue el título, que dejaba claras sus intenciones. Isasi creó su propia productora donde realizaba títulos de aventuras, policíacos, suspense. En 1968 se lanza a la producción de "Las Vegas 500 millones", película de robos de furgones blindados rodada en su mayor parte en España pero ambientada en USA, y con reparto Hollywoodiense, de segunda fila, si, pero ahí estaban Jack Palance, Lee J. Coob, Elke Sommer o Gary Loockwood (que ese mismo año hizo "2001" de Kubrik) Un nuevo éxito, en definitiva, que le lleva en 1972 a su siguiente título: "Un verano para matar".






Se podría decir que "Un verano para matar" o "Summertime Killer" como también se la conoce, viene a ser lo mismo de siempre en cuanto a historias de venganza se refiere. Pero la inclusión del personaje de Karl Malden, a la postre casi protagonista, como un policía corrupto que busca por encargo al asesino vengador y cuyo viaje acabará significando su redención, aporta un toque, si no original, bastante mas interesante de lo que podría esperarse. Añadir a ello al protagonista en si, Christopher Mitchum, con el que nunca llegamos a empatizar del todo y cuya relación de amor-odio con la hija de una de sus victimas, casi hace que lleguemos a sentir cierta pena por el asesino de su padre.

Para rematar, la película incluye ciertas secuencias de acción hoy en día impensables. Como la que viene a continuación, una persecución por la M-30 madrileña, entonces en construcción. Si algo así quisiera hacerse en la actualidad, la cantidad de trámites, dinero e impedimentos lo harían imposible. Como siempre las instituciones públicas facilitando las cosas. Habría que preguntarse como se lo montan en el ayuntamiento de Nueva York o de París, para permitir que tantas películas pongan patas arriba su ciudad y asi pueda ser vista en el mundo entero.

Destacar también la banda sonora compuesta por Luis Bacalov y que Tarantino utilizó en "Kill Bill 2". Si al bueno de Quentin le gustó la peli, tal vez a vosotros también.

Ojo Spoiler:

Y la BSO:

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